Con el mes de marzo llega un nuevo encuentro de la Escuela de Familias del centro. En esta ocasión la temática es muy interesante ya que nos ayudará a entender y, sobre todo, a conocer herramientas para poder solucionarlo.
En la siguiente presentación, Ana Julia Sánchez Camacho y Jessica Ruiz Atencia, nos aconsejan los pasos a seguir.
PASOS PARA INTERVENIR POSITIVAMENTE EN LAS RELACIONES FRATERNALES.
1. PREVENIR: adelantarnos a los conflictos.
2. ACTUAR: intervenir en los conflictos.
3. REVISAR: sacando conclusiones.
CONSEJOS PRÁCTICOS PARA MEJORAR LA RELACIÓN ENTRE HERMANOS/AS.
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No juzgues. Te arriesgas a que uno u otro no consideren justa
tu opinión y se enfaden todavía más.
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No fuerces la interacción ni a hacer las paces. A veces les insistimos en que se den un beso o un abrazo que no soluciona
el conflicto. Es como un herida que cierra en falso: no está curada, sino sólo
aparentemente. Es mejor aceptar sus sentimientos.
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No eches la culpa al mayor por el simple hecho de ser el mayor (y en teoría, el que ha de dar ejemplo). Posiblemente conseguirás que
actúe en otras ocasiones de la misma manera agresiva ya que siempre “se las
carga” por ser el mayor, independientemente de la causa.
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No protejas al más pequeño de tus hijos/as porque éste se aprovechará de tu incondicional protección para molestar
sutilmente al mayor.
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Jamás les pegues porque al hacerlo les enseñas
que la violencia es una herramienta útil para solucionar problemas.
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Si están a punto de pegarse, invítalos a hacer alguna otra actividad que
les permita distraerse y olvidarse de su enfrentamiento.
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Después de pelearse y si tus
hijos ya saben escribir, invítales a que
escriban en un papel lo ocurrido y cómo se han sentido. Se puede sintetizar
en cuatro frases y les servirá para reflexionar y reconocer sus sentimientos.
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Promueve la interacción y colaboración aunque sea en
cosas pequeñas. Intenta planificar actividades familiares en las que todos
participan como juegos sin competición, reuniones para discutir reglas,
solucionar conflictos.
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Enseña a tu hijo/a que hay otras maneras de defenderse además de las patadas y los puñetazos. Enséñale a utilizar el sentido del
humor, a utilizar su inteligencia y a ignorar provocaciones.
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Aprovecha el humor para que reflexionen sobre su
propio comportamiento y relativicen los conflictos. Juega con ellos a cambiar
los papeles: “Ahora nosotros somos los niños y vosotros los padres”.
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Cuando uno de los hermanos “se chiva” al padre o madre, estos no deben
premiar al chivato castigando al otro hermano.
Debes contestar: “No me cuentes las cosas malas que hace tu hermano. Cuéntame
algo sobre ti o solo aquellas cosas buenas que hace tu hermano.” Poco a poco se
darán cuenta de que no sirve de nada chivarse. Solo agradéceselo puntualmente
si te avisan de que está haciendo algo peligroso.
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Evita etiquetarles. Calificar a un niño de
“travieso” o “tranquilo” significa sencillamente que se ha comportado de ese
modo en ese momento concreto y no que lo sea de verdad. Cuando encasillamos de
este modo, fomentamos que los/as niños/as se enfrenten porque saben que nosotros
esperamos que jueguen un papel determinado.
¡¡¡VUESTRA ASISTENCIA SIEMPRE ES IMPORTANTE!!!